Tal vez más por casualidad que por causalidad, pueda tender a
pensarse que, los mismos humanos, separados entre ellos por enormes distancias,
pudieron llegar a construir edificios piramidales en lugares opuestos dentro
del globo terráqueo como puedan ser Egipto o Sudamérica pero… y si a estos dos
lugares tan conocidos, y si a estas civilizaciones tan populares por sus
pirámides como pudieran ser la egipcia, la inca, la azteca o la maya, ¿les
sumáramos un nuevo punto en el mapa?.
Aunque el vulgo las desconozca, como causa
principal por el ostracismo que sufren por parte de los medios divulgativos, en
Asia, concretamente en las afueras de la ciudad china de Xi´an, existen varias
construcciones piramidales.
Su
descubrimiento, gracias a varios hechos puntuales, tuvo lugar a lo largo de
pasado siglo XX. Entre estos sucesos que dieron como fruto el descubrimiento de
las pirámides chinas, podemos destacar:
misiones de abastecimiento de víveres
en la zona durante la II Guerra Mundial (destacando entre ellas la encabezada
por James Gaussman, quien tomara fotos del terreno que servirían posteriormente
para que cuarenta años después Bryan Crowley escribiera un libro al respecto),
misiones de guerra (destacando la que lideraba el Coronel Maurice Sheehan), o
durante rutas comerciales o exploraciones (como las realizadas por los alemanes
Frederick Shroeder y Oscar Maman, y más tarde, por Segalen).
Hoy en día, desafortunadamente para los intereses
de la historia y de la humanidad, el Gobierno chino se niega a dar su permiso
para la investigación y exploración de estas pirámides, que ven, con el paso
del tiempo, como van quedando defenestradas por la sociedad, comenzando a
camuflarse de la vista de las personas entre el follaje propio de la zona, de
tal forma que, para aquellos que no sepan de su existencia, son fácilmente
confundibles con meras colinas del terreno. Sin
embargo, si hay que resaltar, que al menos, el Gobierno chino se dignó, a
principios del año 2000, a reconocer la existencia de unas 400 pirámides en la
región de Shanxi, al norte de Xi´an, algo que hasta entonces, y a pesar de toda
la documentación gráfica que ya existía, se negaba a hacer.
Pese a todo, gracias a las fotos que se tomaron
durante estas breves exploraciones o tomas del terreno a principios del Siglo
XX, así como aquellos fotogramas que hoy en día pueden tomarse fácilmente vía
satélite, existe suficiente documentación histórica que nos induce a la
posibilidad de que algunas de estas construcciones daten del siglo III a.C.,
durante el período de reinado de Shi Huang-Ti, de la Dinastía Oin, el conocido
popularmente como Emperador Amarillo y en torno a cuya figura han corrido ríos
de tinta. Puede destacarse, como obras durante su reinado, la construcción de
construcciones tan emblemáticas como la Gran Muralla China, o de elementos tan
misteriosos como los 8000 Guerreros de Terracota.
Gracias al historiador chino Sseuma Tsíen, sabemos
que el Emperador Amarillo también encargó construir una gran pirámide en el
Monte Lishan. Una obra para la que se requirió una mano de obra que ascendía a
los 700.000 trabajadores. Según cuenta Ts´ien, se ordenó recubrir
posteriormente de tierra toda la construcción, y colocar plantas sobre ella
para poder camuflarla como una elevación natural del terreno. Si confiamos en
la palabra de Ts´ien, la pirámide alcanzaba los 48 metros de altura, los mismos
que recogiera Segalen durante una de sus incursiones en la zona en 1913.
Pese a estos datos históricos, hay que decir que se
desconoce gran parte de la historia china, concretamente, la anterior a la
Dinastía Hia (2197 a.C.), rodeando un enorme halo de misterio a todo lo
concerniente en fechas anteriores con esta sociedad. Llave que abre la
posibilidad de que, entonces, la construcción de este tipo de pirámides
ocultadas con vegetación fuera una costumbre fúnebre extendida entre las clases
nobles de la sociedad china.
Para finalizar, y aumentando el enigma en torno a
estas pirámides, apuntamos que a principios de los 80, una expedición inglesa
que se adentro de forma furtiva en esta zona de Xi´an, pudo tomar muestra del
suelo. Durante este proceso, descubrieron una entrada a la pirámide tapada por
una losa cubierta de tierra y pasto, pero, además, encontraron en uno de los
costados de la pirámide una fosa donde se hallaba una daga cubierta de
herrumbre. La daga sería analizada en el Museo de Londres. Según los análisis,
la daga contaba con 8000 años de antigüedad.
Por otro lado, una nueva expedición que en 1990
buscaba fósiles de dinosaurios en una zona cercana a una de las pirámides que
plagan el lugar encontró un cofre muy deteriorado, en cuyo interior se
encontraba un cetro finalmente labrado y bien envuelto. Mientras que la tela
que lo envolvía, tras una serie de análisis, tenía una antigüedad de casi 8000
años, esos mismos estudios decían que el cetro tenía más de 10000 años de
antigüedad, siendo además el material del que estaba compuesto y forjado, un
material totalmente desconocido en la actualidad.
Una vez más, es el ser humano quien cierra los ojos
a su pasado, en esta ocasión, como fruto de un régimen autoritario y
totalitario en el que, el saber y el conocimiento, como ha ocurrido muchísimas
veces a lo largo de la historia … es una amenaza demasiado peligrosa y fuerte
en favor de los derechos y de la libertad de las personas en todas sus
diferentes manifestaciones.
Fuente: Toda una Amalgama.
Tal vez más por
casualidad que por causalidad, pueda tender a pensarse que, los mismos humanos,
separados entre ellos por enormes distancias, pudieron llegar a construir
edificios piramidales en lugares opuestos dentro del globo terráqueo como
puedan ser Egipto o Sudamérica pero… y si a estos dos lugares tan conocidos, y
si a estas civilizaciones tan populares por sus pirámides como pudieran ser la
egipcia, la inca, la azteca o la maya, ¿les sumáramos un nuevo punto en el
mapa?.
Aunque el vulgo las desconozca, como causa principal por el
ostracismo que sufren por parte de los medios divulgativos, en Asia,
concretamente en las afueras de la ciudad china de Xi´an, existen varias
construcciones piramidales.
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Tal vez más por
casualidad que por causalidad, pueda tender a pensarse que, los mismos humanos,
separados entre ellos por enormes distancias, pudieron llegar a construir
edificios piramidales en lugares opuestos dentro del globo terráqueo como
puedan ser Egipto o Sudamérica pero… y si a estos dos lugares tan conocidos, y
si a estas civilizaciones tan populares por sus pirámides como pudieran ser la
egipcia, la inca, la azteca o la maya, ¿les sumáramos un nuevo punto en el
mapa?.
Aunque el vulgo las desconozca, como causa principal por el
ostracismo que sufren por parte de los medios divulgativos, en Asia,
concretamente en las afueras de la ciudad china de Xi´an, existen varias
construcciones piramidales.
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La forma piramidal, históricamente, ha estado muy vinculada
al desarrollo de nuestra especie. Sus razones se remontan a fundamentos
místicos, principalmente vinculados a motivos relacionados con las energías que
fluyen libremente en el universo y la puridad en sí que representa la
forma geométrica.
Tal vez más por
casualidad que por causalidad, pueda tender a pensarse que, los mismos humanos,
separados entre ellos por enormes distancias, pudieron llegar a construir
edificios piramidales en lugares opuestos dentro del globo terráqueo como
puedan ser Egipto o Sudamérica pero… y si a estos dos lugares tan conocidos, y
si a estas civilizaciones tan populares por sus pirámides como pudieran ser la
egipcia, la inca, la azteca o la maya, ¿les sumáramos un nuevo punto en el
mapa?.
Aunque el vulgo las desconozca, como causa principal por el
ostracismo que sufren por parte de los medios divulgativos, en Asia,
concretamente en las afueras de la ciudad china de Xi´an, existen varias
construcciones piramidales.
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