Newton… último de los magos… la última de las grandes mentes que contempló el mundo visible e intelectual con los mismos ojos de aquellos que empezaron a construir nuestro conocimiento hace casi diez mil años… porque contemplaba el universo… como un enigma, como un secreto que podía leerse aplicando el pensamiento puro… a ciertos indicios místicos que Dios había diseminado por el mundo para permitir una especie de búsqueda del tesoro filosófico.
John Maynard Keynes
Trasiego de papeles
A la muerte de Sir Isaac Newton, en 1727, todos sus documentos fueron
heredados por su sobrina Catherine Barton, varios miles de papeles que
encerraban todo el mundo interior de uno de los mayores genios de la
humanidad. Actualmente considerado padre de la investigación científica
racional es normal pensar que la mayor parte de esos escritos versan
sobre cuestiones físicas o matemáticas. Pero, sorpresa, solamente una
pequeña parte tratan de ciencia, tratando el resto de este legado
asuntos como la alquimia, las profecías bíblicas y otros muchos asuntos
teológicos. La mayor parte de estos trabajos nunca se vieron publicados
ni en vida de Newton, ni tras su muerte y esperan aun un análisis en
profundidad. Muchos fueron escritos solamente para estudio personal, ya
que su publicación hubiera condenado sin duda a su autor por hereje, con
temas tan delicados como la búsqueda de la piedra filosofal, las
interpretaciones del Apocalipsis o la negación de la trinidad, llegando a
identificar a la Iglesia católica con la Bestia del Apocalipsis. En los
años posteriores a su muerte se publicaron las partes consideradas
útiles y el resto, la mayor parte de los documentos, fueron olvidados ya
que se consideró que podrían manchar el buen nombre y la fama
intachable del gran sabio. La Universidad de Cambridge se quedó con los
papeles científicos en 1872, el resto lo subastó Sotheby´s, sin mucha
publicidad ni interés en 1936, quedando desperdigado por el mundo. Gran
parte de estos escritos malditos los adquirió en esta subasta el gran
economista John Maynard Keynes, quien tras estudiarlos los donó al Kings
College de Cambridge, universidad a la que perteneció Isaac Newton.
Multitud de otros manuscritos se encuentran en diferentes bibliotecas de
Inglaterra y Estados Unidos, y los de temática teológica, muy
denostados, se localizan principalmente en Israel, ya que fueron
adquiridos por el erudito A.S. Yahuda quien los cedió, tras el rechazo a
hacerse cargo de ellos de varias universidades norteamericanas,a la
Universidad de Jerusalén. A pesar de que es ahora cuando comienza e
investigarse seriamente este legado ya nos podemos hacer una nueva idea
de quién fue realmente Newton, un heterodoxo, bastante alejado de la
visión racionalista idílica que nos dibujaron sus biógrafos y
científicos de siglos pasados, sobre todo del XVIII.
Newton, hombre de Ciencia
Desde el siglo XVIII se toma a Newton como a un padre para la ciencia
moderna y como apóstol del método científico y a pesar de que sus
descubrimientos en los campos de la mecánica y la óptica, la llamada
física clásica determinista, han sido superados en el siglo XX con
Einstein, Planck y toda la física cuántica no determinista, se le sigue
considerando la mente científica mas portentosa de todos los tiempos. Y
no es para menos. Lector compulsivo, inconformista total, buscador de la
verdad en sus últimas manifestaciones, aprendió a aprender sin
necesidad de maestros, preguntándole a la naturaleza. El periodo de 1664
a 1667, considerado por el propio Newton como anni mirabiles, es
pródigo en descubrimientos trascendentales: el cálculo diferencial e
integral, las primeras leyes de la óptica, el descubrimiento de las
leyes que rigen el movimiento de los cuerpos y la gravedad. Por estímulo
de Edmund Halley redactó entre 1685 y 1687 la que es considerada la
mayor obra científica de la historia, la síntesis en la que expone,
entre otros hallazgos, la teoría de la gravitación universal. Es el
libro llamado Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, eje central
de la física desde su publicación. Uno de los grandes enigmas en la vida
de Newton es el porqué esperó casi veinte años entre su descubrimiento
de las leyes que rigen la gravitación y la publicación de las mismas en
los Principia. El análisis de sus manuscritos parece indicar que durante
ese gran espacio de tiempo se centró en los estudios de la alquimia y
la teología, manteniendo en un segundo orden los asuntos de la ciencia
física.
Newton alquimista
La dedicación al estudio de la alquimia y a la teología ya no pueden
tenerse hoy día como algo menor, o la otra cara de la vida de Newton. El
estudio de sus manuscritos nos revela que el verdadero Newton es el
alquimista y teólogo ya que de estas disciplinas nacieron los métodos y
motivaciones que luego utilizó para producir los Principia. Newton
dedicó grandes esfuerzos a la alquimia, como medio para entender y
explorar el mundo natural y descubrir los entresijos del proyecto
cósmico divino dejado por Dios y como llave para unir ciencia y
religión. Esta inclinación por la alquimia formaba parte de la
convicción de Newton de la existencia de un plan maestro en la
naturaleza, pensando que la vía alquímica defendida por los rosacruces
podía conducirle a desvelarlo, utilizó para ello muchos de los conceptos
del Themis Aurea del adepto rosacruz Michael Mayar. El mismo copió
personalmente multitud de textos alquímicos antiguos, entre los que
destaca el Theatrum Chemicum Britannicum de Ashmole y el ideario
hermético John Dee. En los manuscritos guardados en el Museo Británico
se puede ver que la dedicación de Newton a la alquimia fue muy grande,
muy poco compatible con lo que hoy día llamamos ciencia. Su propio
descubrimiento de la fuerza de la gravedad no constituía para el una
explicación final, buscaba mas allá, siempre mas allá, causas y efectos,
y por eso no se conformaba con una sola vía de investigación. Por medio
de la alquimia buscaba la iluminación para descubrir las fuerzas que
gobiernan a todos los cuerpos, mayores y menores. Newton estaba seguro
de que Dios había guardado la llave de la sabiduría que da a conocer los
secretos de la naturaleza en textos antiguos, pero ese conocimiento se
había perdido con el paso de los milenios guardandose solo rastros y
restos en las tradiciones y mitos del pasado. Era pues necesario buscar
los mensajes y sabidurías ocultas. Su método para volver a recuperar el
antiguo saber perdido se basaba en la experimentación y a la vez en el
análisis de textos de la antigüedad, tanto alquímicos como teológicos.
Al menos desde 1675, toda la investigación de Isaac Newton se basó en un
esfuerzo por integrar el conocimiento alquímico en la filosofía
mecanicista. De sus papeles personales se desprende que tuvo su propio
atanor, en el que trabajaba con asiduidad e incluso practicaba ritos
propiciatorios en los equinoccios y los solsticios.
Newton teólogo
Newton no era sino un hombre de su tiempo, estudiaba la naturaleza
muchas veces a través de los ojos de la religiosidad, identificando Dios
y naturaleza. Para el la verdadera religión se encontraba corrompida
por el tiempo y los hombres y solo podía volver a encontrarse explorando
el mundo de la antigüedad, incluyendo en esta búsqueda de la fe
original las investigaciones de la naturaleza. Tenía acceso a la
biblioteca privada de Isaac Barlow, su predecesor en la Cátedra
Lucasian, y a todas las bibliotecas de la Universidad de Cambridge, que
contenían gran número de libros de ciencia. Puede ser este el motivo de
que la biblioteca privada de Newton estuviera centrada en libros no
científicos. De el total de volúmenes de esta biblioteca personal,
solamente el treinta y uno por ciento son libros de ciencia, siendo el
resto volúmenes de teología, veintisiete por ciento o literatura, ocho
por ciento, y ciento treinta y ocho libros exclusivamente sobre
alquimia, contados dentro del grupo de libros científicos. En un texto
inédito, Theologiae gentilis origines philosophicae, expresa Newton los
rasgos principales de esa fe original en la que el creía. Afirma que en
la antigüedad todos los pueblos adoraron a doce dioses bajo diferentes
nombres, identificados con elementos, planetas o antepasados, siendo
realmente los descendientes de Noé divinizados. La fe inicial en un solo
Dios creador había sido corrompida pues por la tendencia a la idolatría
de los hombres. Newton consideraba al pueblo hebreo como al elegido por
la divinidad para volver al monoteísmo, enviando a Moisés. Pero
volviendo a caer de nuevo en la idolatría fue necesario un nuevo
enviado, Jesucristo, que para él no era consustancial con Dios. Así, el
estudio de los documentos escritos dejados por las antiguas culturas
serviría para definir la fe original y restaurarla. Solamente un hombre
con unas cualidades especiales, un elegido, podría ser capaz de
desentrañar los mensajes que Dios había dejado encriptados en los textos
sagrados antiguos, en el lenguaje de los profetas, y Newton se sentía
seguro de ser ese hombre. Su estudio favorito se centró en los libros de
Daniel, en el Antiguo Testamento, y en el Apocalipsis, del Nuevo
Testamento, aunque prácticamente analizó, casi desmenuzó, filológica e
históricamente todos los textos sagrados que pudo encontrar, ya fueran
hebreos, egipcios o babilonios. Como base para sus estudios teológicos
buscó la exactitud de las fechas y los textos originales, analizando
largas cronologías y comparando diferentes escritos en griego, latín o
diferentes escrituras de la antigüedad. Newton afirma que la Biblia es
la fuente documental más antigua y fiel que tenemos, a pesar de las
muchas corrupciones que el tiempo y los hombres han introducido en ella.
Con todos estos análisis estaba seguro de descubrir el secreto plan que
Dios tenía reservado para la humanidad y que permanecería oculto en los
textos del Antiguo Testamento, algo así como el tan de moda hoy día
Código de la Biblia, a Newton le hubiera venido muy bien la ayuda de un
ordenador. Intentó demostrar que muchos hechos sucedidos en la historia
ya se habían descrito con anterioridad, de forma encriptada, en la
Biblia, dejando así constancia de la presencia de una mano divina en los
textos sagrados e invulnerable a la corrupción de los textos con el
tiempo. Mas el plan maestro no podría desvelarse hasta el apocalipsis,
ya que Dios quería que se reconociese su mano en los textos pero no
hacer posible el predecir sucesos futuros, solamente se localizarían las
descripciones a posteriori, Newton no creía que fuera posible leer el
futuro en la Biblia, pues iría en contra de los designios divinos. En
cuanto al Nuevo Testamento Newton era totalmente herético, proponía que
el texto estaba muy contaminado por las creencias trinitarias. Newton
negaba el dogma de la trinidad, tomaba a Cristo como enviado de Dios
pero no consustancial con el. Llegó a esta conclusión al estudiar la
evolución del cristianismo en el Bajo Imperio Romano. La creencia
trinitaria y la consustancialidad de Cristo con la divinidad se
estableció en el año 325 d.C. en el Concilio de Nicea, convocado por el
emperador Constantino. San Atanasio asistió al concilio, y años después,
siendo Obispo de Alejandría luchó contra la creencia de Arrio que
sostenía que Jesús no era consustancial con Dios. Las creencias arrianas
estaban muy extendidas y San Atanasio las declaró heréticas bajo pena
de muerte, cometiéndose muchas atrocidades por ello y casi eliminando de
la historia a los no trinitarios. A pesar de pertenecer al Trinity
College, Newton era un “arriano”, un antitrinitario. Se conserva un
manuscrito suyo para el proyecto de un libro en contra de San Atanasio
por sus atrocidades contra los seguidores de Arrio. Naturalmente estas
creencias las mantuvo en lo mas profundo de su ser sin comentarlas mas
que con unas pocas personas de confianza como en sus cartas con John
Locke. Otra de la fijaciones de Newton era el estudio de la cultura
egipcia antigua, pues consideraba que sus templos reflejaban grandes
conocimientos astronómicos ya que los sacerdotes egipcios leían con
acierto el libro de las obras de Dios, esto es, la naturaleza.
Newton y el Templo de Salomón
El estudio de los antiguos templos era en tiempos de Newton un tema
de gran importancia. Sobre todo fueron los templos egipcios y de oriente
los que llamaron mas la atención, por su función como encarnaciones del
cosmos o lugares reservados solo a la elite sacerdotal, centros de los
misterios religiosos. Eran tenidos por ser lugares de contacto con dios,
centros de la creación o puntos de descanso para la divinidad. Ademas
solían representar en su interior las concepciones sobre la estructura
del universo de la cultura que los construía. En Jerusalén , ideado por
el Rey David y construido por Salomón, se erigía el templo que mas
interesó a Newton y a muchos estudiosos de los siglos XVII Y XVIII y que
incluso en la actualidad continúa siendo motivo de sesudos y,
generalmente, muy densos discursos. Este templo realmente se construyó
mas por motivos políticos que religiosos, queriendo legitimar a
Jerusalén como centro religioso de Israel, porque políticamente y
económicamente ya era la capital. Era un lugar de misterio, el pueblo
solamente podía acceder al patio exterior y en su interior se celebraban
los rituales por la elite sacerdotal. La roca sobre la que se erigía el
Templo se consideraba el punto central a partir del que Dios había
creado el mundo, la piedra de la fundación. Se construyó en el siglo X
a.C. , Primer templo, destruido posteriormente por Nabuconodosor y
reconstruido cerca del año 500 a.C., Segundo Templo, nuevamente
destruido y vuelto a reconstruir por Herodes el Grande en el siglo I
a.C. Finalmente este Tercer Templo fue arrasado en el 70 d.C. por los
legionarios romanos. Actualmente el lugar se encuentra ocupado por la
mezquita de la Cúpula de la Roca. El interés de Newton por el Templo de
Salomón surgió en la década de 1680 de sus análisis de las profecías
bíblicas. Consideró a partir de entonces al Templo como una pieza
fundamental de la historia sagrada y fuente de iluminación para
comprender el plan de Dios. Preparó diferentes escritos, que nunca
fueron publicados ya que hubieran sido considerados heréticos , en los
que analizó minuciosamente la geometría y medidas del templo. En uno de
estos textos utiliza multitud de fuentes, bíblicas e históricas, para
mediante análisis filológicos y cálculos matemáticos descubrir las
verdaderas funciones olvidadas del templo y sus medidas exactas,
descripciones, planos y comentarios históricos.
El abismo de la memoria
Las certidumbres religiosas de Newton no influyeron grandemente en el
desarrollo y estructura del minucioso trabajo científico de los
Principia, aunque sí lo alentaron. A partir de la Ilustración se comenzó
a considerar a Newton como el mas grande de los genios de la ciencia,
tomando por aberrante cualquiera de sus otras facetas, con lo que sus
posiciones teológicas y alquímicas se olvidaron. Gran parte de este
olvido lo motivó la reserva del sabio sobre sus opiniones, haberlo
comentado libremente hubiera significado su expulsión segura de las
instituciones académicas y posiblemente perjuicios mayores. Existe en
los últimos tiempos, de redescubrimiento de la personalidad oculta de
Newton, una tendencia a explicar su compulsivo ansia de conocer culpando
de ello a ser hijo póstumo. Su padre murió meses antes de su nacimiento
y en su niñez se vio obligado a llamar padre a un odiado padrastro. La
búsqueda del padre, divino en este caso, quién sabe si impulsó su
interés por las antiguas cronologías, la alquímia, el mundo natural y su
amor por la verdad, donde quiera que esta se encontrara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario